Estamos
asistiendo, en los últimos tiempos, a una especie de sobre exposición a las
“marcas de los famosos”; primero han sido las marcas de los deportistas, en
general, con un claro énfasis en los futbolistas, coincidiendo con la llegada
del último gran fichaje del Real Madrid, y después fueron las top model
internacionales, que compiten en fama con los más famosos deportistas. Y así,
con una recurrencia más o menos alta se comentan y valoran aquellos nombres,
seudónimos o motes que van a incidir en la economía de un entorno, de una
región o de un país.
Aunque
no hayan sido tratados por nuestros medios de comunicación, al menos
últimamente, en su vertiente de explotación de imagen, no cabe duda que
actrices y actores, cantantes o periodistas estrella también participan de
esta, digamos moda, si no necesidad de ser poseedores de su propia marca, que
suelen prestar para designar productos de índole diversa, aunque
preferentemente se dirijan a los de perfumería, joyería o ropa.