Desde el comienzo de la crisis, recibimos continuamente mensajes
esperanzadores en los que siempre se alude a los posibles brotes verdes
de nuestra economía. Hemos aprendido a familiarizarnos con términos
hasta hace unos años sólo inteligibles para economistas y en las cenas
de los sábados, nos sorprendíamos comentando la prima de riesgo o la
importancia de mejorar el déficit comercial. Sin embargo, existen
indicadores interesantísimos por su relación directa con la economía productiva, de fácil comprensión, que habitualmente pasamos por alto. Me estoy refiriendo a las solicitudes de nuevas marcas y patentes.
Existe una relación directa entre la creación de nuevas empresas o
nuevas líneas de negocio dentro las compañías existentes y las
solicitudes de marcas, ya que en cualquiera de estos dos casos, los
empresarios acudirán inmediatamente después de constituir su nueva
sociedad en el registro mercantil a la correspondiente oficina de marcas
a solicitar un nuevo registro que le permita obtener la exclusividad
sobre dicha marca.
Por tanto, es alentador ver que en el primer semestre de 2014 se hayan solicitado ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM),
25.745 nuevas marcas, 1.881 más que en el mismo período del año pasado
(+7,9%), y un cambio de tendencia respecto a los indicadores de los
últimos años en los que el número de solicitudes de marcas españolas decrecía o cuando no era así, los repunte eran muy tímidos.
Por Comunidades Autónomas, prácticamente todas reflejan un incremento
al alza de estas solicitudes en regiones que incluso están siendo
especialmente azotadas por la crisis como la valenciana, con un aumento
del 5,4% de este indicador, o en Cataluña, donde de enero a junio de
este año se han presentado 286 marcas más que en el mismo período
semestre del año anterior, un 6,5% más.
Sin embargo, el caso más llamativo es el de Andalucía, con 3.311
marcas solicitadas y un extraordinario aumento del 14,5%, bastante por
encima de la media nacional. El liderato, en todo caso, lo mantiene la
Comunidad de Madrid, que no ha padecido con tanta profundidad la crisis
como las anteriores y presenta unos datos de crecimiento mucho más
estables con 6.196 marcas españolas solicitadas en el primer semestre
del año.
Otro buen síntoma es que las solicitudes de marcas comunitarias, que son las que se presentan en la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI) y tienen efecto en los 28 países que integran la UE, también presentan un crecimiento reseñable (5,5%), hasta las 4.595.
En nuestra opinión, este crecimiento responde al citado dinamismo
empresarial y a lo que parece una mayor conciencia de nuestro tejido
empresarial sobre la necesidad de proteger los activos intangibles de la
empresa. Confiemos en que la tendencia se mantenga en la segunda mitad
del año.
Frente a estos datos alentadores, la estadística sobre patentes nos
revela la pérdida de importancia del I+D para España y el reducido peso
de la actividad innovadora de nuestro país respecto a su PIB. Debería
ser muy preocupante que en un país como España, donde existe una
producción científica elevada y de calidad a nivel mundial, estemos en
un discretísimo 14º puesto europeo en número de solicitudes de patentes
siendo además el cuarto país que ha progresado a un ritmo más lento
(1,4% anual) en materia de innovación durante el periodo 2006-2013 según
la Comisión Europea. Llueve sobre mojado.
Desde el año 2012 y hasta el día de hoy, el número de solicitudes de
patentes en España está en continuo retroceso. En los primeros 6 meses
de este año, España sufre un nuevo descenso del 7,1% y como era
previsible, los peores datos se obtienen en aquellas autonomías donde la
inversión y el presupuesto público en investigación se ha recortado
más, como es el caso de Cataluña. Más grave aún es la situación en la
Comunidad Valenciana, en la que se han reducido las solicitudes un
20,4%. Sin embargo, aquellas autonomías que aún cuentan con partidas
destinadas al fomento de la investigación y resultados del I+D como
Madrid y Andalucía, el resultado es opuesto.
Si ya son preocupantes las cifras, otra gran preocupación debería ser
el hecho de que en España entre los principales y primeros solicitantes
de patentes en nuestro país haya siempre muchas universidades y centros
públicos de investigación y pocas empresas, tendencia totalmente
opuesta a la de países tecnológica y científicamente más avanzados como
EE.UU o Reino Unido, donde los principales solicitantes de patentes
provienen del tejido empresarial, ya que realmente son las empresas
quienes deben explotar esas patentes.
La clave está en conseguir un cambio de modelo productivo en el país
que haga que la investigación básica, poco rentable pero necesaria siga
dependiendo de universidades y Centros Públicos de Investigación y las
empresas sean quienes soliciten y extiendan internacionalmente esas
patentes, generando un modelo de transferencia tecnológica
eficaz. Para lograr un cambio tan profundo como éste, se necesita
además de tiempo, del impulso de la Administración Pública que genere un
marco legal adecuado y que favorezca y promueva la transferencia
tecnológica y de un tejido empresarial que ponga en valor la mejora en
la competitividad y la diferenciación que provienen de la implementación
de los avances científicos y tecnológicos protegidos mediante patentes.
¿A qué esperamos?
Nuria Marcos, Directora General PONS Patentes y Marcas
Publicado en la revista jurídica Iuris&Lex (páginas 28 y 29)