Aunque
China aplica el sistema de clasificación de Niza, tiene un sistema extenso y
único de subclases dentro de cada una de esas clases.
Este
sistema está diseñado para facilitar la tarea a los examinadores de marcas
chinas y buscar marcas en conflicto. Pero esto también significa que las marcas
similares o idénticas se pueden registrar en la misma clase.
Ese
fue el error de Apple. En 2002, la empresa de tecnología presentó su marca en
la clase 9, pero sólo en la subclase 0901 (ordenadores y programas
informáticos). En 2004 una compañía llamada Hanwang Tecnología registró la
marca iPhone, en la subclase 0907, que incluye los teléfonos y los teléfonos
móviles. Cuando la marca de Hanwang se publicó en 2006, Apple presentó una oposición
y más tarde presentó su propia solicitud para iPhone en la subclase 0907.
Después
de perder la oposición en la oficina de marcas y en la apelación, Apple tuvo
que pagar una importante cantidad a sus competidores por la marca. Éste no ha
sido el único caso, ya que es un problema habitual para los propietarios de
marcas extranjeras que pensaban que tenían ya está registrada su marca en la
clase adecuada.
Otro
caso sobre ello es el fabricante de aviones europeo Airbus, que tuvo que
oponerse a un registro de Airbus para los productos de cacao y chocolate.
Airbus apeló el caso ante los tribunales, pero no tuvieron éxito en la
cancelación de la inscripción.
La
lección de estos ejemplos es clara: si se deja un espacio, existe una alta
probabilidad de que alguien trate de llenarlo.
Con
este ejemplo, entramos en la cuestión sobre la amplitud a la hora de registrar
los productos y servicios. En China, a diferencia de los EE.UU., sólo se tiene que indicar la intención
de uso para registrar una marca. Esto significa que es teóricamente
posible que las empresas puedan registrar de manera muy amplia.
Rembert
Meyer-Rochow, abogado de Intel en Hong Kong, dice que Intel registra en China para
“casi todas las categorías de bienes y servicios imaginables”. Esto es debido a que las empresas no quieren ver su marca
utilizada sin autorización. Si bien es cierto que este enfoque puede dar lugar
a acciones de nulidad por falta de uso, sí permite a las empresas negociar desde una posición de fuerza. Aunque
es cierto que no es algo que todas las empresas pueden hacerlo.
El
consejo más habitual por tanto es registrar los productos que se usan, lo que
se van a utilizar y los productos que se
desean bloquear, siempre desde una adecuada perspectiva empresarial.
Todo
esto podría parecer como un asesoramiento de abogados dispuestos a generar
trabajo extra, pero invertir más dinero por adelantado para conseguir un
registro amplio y seguir de cerca a los infractores, puede ahorrar mucho dinero
en el largo plazo a las empresas.
Por Amparo del Rio, del departamento de Marcas Internacional en PONS PATENTES Y MARCAS INTERNACIONAL
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